19 de abril de 2011

Cáritas: la verdadera dimensión de la realidad



Fue el 12 de abril cuando descubrí la verdad. Que todo es real. No son meras invenciones de burgueses capitalistas ni aristócratas chapuceros. Todo es real. Tiene una base, por así decirlo.

Primero empezaron como se suele empezar este tipo de reuniones. Powerpoint a tope y unos objetivos que por más que los miremos siempre nos suenan a lo mismo. Parecía la típica reunión de personas dispuestas a ayudar a la gente que más necesita, pero que luego no veo a ningún compañero mío soltando un céntimo (yo también me incluyo, claro). Además, estábamos dispuestos en forma de "U", con Rosario, que creo que así se llamaba la ayudante social, en el centro, a vista de todos (por un momento parecíamos nosotros los excluidos sociales).

Mis dudas se disiparon en cuanto a la "rara" disposición de los asientos cuando Rosario llamó a una compañera mía a decir lo que se había aprendido (o no, eso daba igual). "Veamos a ver de qué va todo esto", llegué a pensar tras haber pasado por lo típico de las reuniones de excluidos sociales, pero qué ingenuo que fui al pensar que todo seguiría igual.

Esta compañera mía empezó a contar lo que parecía una historia surrealista, cargada de negras conspiraciones y momentos imposibles, llenos de horror y miedo, violaciones, drogas y, para más inri, lesiones corporales heredadas. Esperaba una buena explicación de eso o que por lo menos le concedieran el premio novel de literatura a quien hubiera escrito eso. Pero lo que nunca podía llegar a imaginar era que esa historia era real. Y para mayor confirmación Rosario dijo algo que todavía resonará en mi cabeza: "Esto no es ninguna historia inventada. Es real y nos la contó una mujer que tenemos en Cáritas a nuestro cuidado". Como se podía comprobar, tenía "todas las papeletas" para caer en exclusión social, tal como nos contó Rosario. La verdad es que fue una historia que ponía los pelos de punta.

Llegó otra historia bien distinta pero con el mismo fin, la exclusión social. Ésta era un poco menos negra, pero con mayores irresponsabilidades y mayor consumo de "porquerías". Al igual que la siguiente historia.

Esto me dejó bastante impresionado y dubitativo. Si éstas historias fuesen de un país menos desarrollado, qué digo yo Rumanía o Bielorrusia, pasa. Pero lo más grave es que es en nuestro país, y le puede pasar a cualquiera.

En conclusión, no fue una visita cualquiera. Nos abrió los ojos a todos, mostrándonos todo lo que hay detrás de cualquier excluido: una historia de dolor y vicios que no podrá olvidar, pero sí evitar.
ATENCIÓN: Cualquier forma de ayudar a un excluido social es buena... excepto ésta (qué vergüenza...):




No hay comentarios:

Publicar un comentario